¿Qué sería de nuestra vida sin las buenas historias? ¿Puedes pensar en una infancia vivida sin los personajes de leyenda que pueblan el imaginario de tu país, tu estado, tu provincia, tu pueblo?
La necesidad de compartir buenas historias ha acompañado al ser humano, prácticamente, desde su origen, las pruebas son tan tempranas en nuestra vida como seres que sueñan, imaginan e interpretan como lo es el arte rupestre, sin lugar a duda, el ser humano buscaba comunicar.
Ahora tenemos los libros y los medios digitales, pero hubo un tiempo, en el que las historias eran resguardadas por las memorias de personas, hombre o mujer, que las transmitían a chicos y grandes, ellos, los narradores de historias, son a quienes les debemos haber resguardado el vivir y soñar humanos.
¿Qué rostro tenía la primera persona que conto la historia de la Llorona, el Nahual, La cueva del diablo -nombrarlas a todas no tendría fin-, cada una de las leyendas que hemos escuchado o leído?
Lo cierto es que no lo sabremos, pero hubo una persona, que imaginó, soñó, los detalles de una historia que luego compartió y fue seguramente enriquecida con la imaginería de cada uno de los oyentes y el proceso nuevamente repetido hasta el día de hoy y, espero, que siga por muchas, muchas generaciones, porque no sólo se trata de la historia transmitida, se trata de hilvanar ensueños, deseos, el mismo sentir y la vida de las personas que se preocupan por resguardarlas.
La tradición oral, memoria viva de todos los pueblos del mundo, es el legado al que le rindo homenaje con estas Noches de leyenda, porque mi corazón late distinto cuando mi imaginación recrea los escenarios que los narradores de historias me regalan con su voz.
Ya sea al calor de un hogar, una fogata, una chimenea o alumbrados por unas cuantas velas; bajo el cielo estrellado un al lado del otro, con la luna y las estrellas como farol, o en casa cómodamente sentados en un mullido sillón, bebiendo massala chai, café o chocolate, acompañados de sabroso pan o un pastel recién horneado, hay noches que nos entregamos a esa magia y, la verdad, son noches que yo espero emocionada.
En esta época tan rica en tradiciones, como lo son las festividades de Día de muertos, les quiero compartir un poco de esta magia, así que, los invito a prepararse una buena taza de su bebida favorita, acomodarse en su lugar preferido y escuchar estos relatos, que en estas Noches de leyenda les comparto, como homenaje a esos “contadores de historias” que me precedieron y que, en esta época, a la luz y calor de las velas que encendemos para honrarles me escuchan como ustedes lo hacen.
Así que, sin más, ¡comencemos mis queridos Atrapahistorias de… El Mundo que yo veo!
Hoy les narraré:
Don Juan Manuel, el alma en pena de la calle de Uruguay.
Autor: Dominio Popular.
La Xtabay.
Autor: Dominio Popular.
Paráfrasis: Semira Darimá
El médico-brujo
Autor: Dominio Popular.
El mundo que yo veo. El divertido arte de aprender. 